Nuestra participante en el intercambio cultural, Vanja, regresó hace un mes de Campoamor, una pequeña ciudad costera del municipio de Orihuela, en la Comunidad Valenciana. Pasó allí un mes inolvidable, y esto es lo que nos contó sobre su experiencia.
Campoamor es un pueblecito tranquilo que duerme casi todo el año y sólo se anima durante los meses de verano. La gente de Murcia y otras ciudades cercanas acude en masa durante la temporada. Al estar en la costa, la mayor parte del tiempo libre se pasa en el mar o descansando en la playa.
La familia que me acogió hizo un verdadero esfuerzo por tratarme como a uno de los suyos. Los niños me enseñaron español y, a cambio, yo les ayudé con el inglés.
Pasé mi tiempo libre explorando los pueblos cercanos, probando las especialidades locales, practicando el idioma y, por supuesto, disfrutando de la vida playera.
Lo que más me gustó de esta experiencia fue conocer gente nueva, conocer costumbres diferentes y tener la libertad de visitar lugares y probar cosas que probablemente no habría podido hacer en un viaje más corto.
Un intercambio cultural es algo que no debe perderse. Es la manera perfecta de aprender un idioma, sumergirse en una cultura y pasar un tiempo significativo en un país que siempre has querido visitar.