Staša se encuentra actualmente en las hermosas Islas Baleares, donde permanecerá un mes más. Al principio, adaptarse al cambio no fue fácil, sobre todo porque es la primera vez que participa en un programa como este.
Es la primera vez que estoy tanto tiempo lejos de casa, de mi familia y de mis amigos. Pero, sinceramente, esa sensación desapareció en cuanto probé una tortilla tradicional española y unas empanadas mallorquinas. Bromas aparte, he tenido buenas sensaciones desde el principio.
Congenió con su familia de acogida al instante:
Font Bergas, o como ahora les llamo, mi nueva familia, se desvivió por hacerme sentir cómoda y bienvenida. Al igual que yo sentía curiosidad por su cultura y su vida en España, ellos estaban realmente interesados en saber más sobre Serbia y mis orígenes. Pasamos juntos los fines de semana viajando, lo que nos ha ayudado a conectar y a intimar. La familia vive en un pueblecito encantador llamado Maria de la Salut.
Staša aprovecha al máximo su tiempo libre explorando la isla, catando vinos locales, disfrutando de la comida casera española y paseando por parques llenos de parejas jóvenes y sonrientes. Para ella, es muy importante aprovechar bien el tiempo libre para recargar las pilas y empaparse de todo.
Pero hablemos de comida, porque para Staša es la estrella del espectáculo:
Si vienes a España, especialmente a Mallorca, prepárate para engordar al menos 5 kilos. Tuve la suerte de tener una abuela y un abuelo en mi familia de acogida que tienen más de 60 años y todavía cocinan las comidas tradicionales más increíbles todos los días. También recibí clases gratuitas de catalán, aunque a veces me hicieran muchos gestos con las manos y mímica, jajaja. Algo que me llamó la atención, porque nunca lo había visto en casa, es lo animado y mágico que se vuelve el pueblo durante el carnaval. Es como si todo el mundo volviera a ser un niño. Incluso las personas mayores se disfrazan, bailan y celebran.
A quienes estén considerando este programa, éste es su mensaje:
If we put food aside, what I’ve loved the most is the life experience I’ve gained. The time I’ve spent with the little boy I take care of as an Au Pair has been the most meaningful part, and I know it’ll stick with me forever. I’ve learned how much patience and dedication it truly takes to work with children. And trust me, it’s way more than you think before the program starts. Be patient, be creative, give your best so the child or children grow to love you. Try to make every day enjoyable for both them and you. Travel, explore, be curious. And believe me, by the end of it, you’ll want to extend your stay. Just like I do now. 🙂
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