España no se describe, se vive

España no se describe, se vive.

España no se describe, se vive

Nemanja, uno de nuestros participantes en el intercambio cultural, emprendió primero un viaje inolvidable por España antes de continuar sus aventuras hasta China. Tras dos exitosos intercambios, comparte con nosotros una vívida imagen de su estancia en España.

Durante el programa, no sólo estuve en la región de Guadalajara, sino que me desplacé a varios lugares. Pasábamos los fines de semana en el campo y los meses de verano en la impresionante ciudad costera de Oropesa del Mar. Así pude experimentar todo el espectro de la vida española. Desde el primer día, la familia me acogió con calidez, comprensión y el característico positivismo español.

Trabajar con los niños fue tan gratificante como viajar.

El mayor tenía ocho años y ya llevaba unos cuantos aprendiendo inglés, así que trabajamos tareas gramaticales que le resultaban complicadas. Con el pequeño, de cuatro años, nos centramos en aprender vocabulario básico: números, partes del cuerpo, emociones y cosas así.

Cada día libre era una oportunidad para ir a la playa. Durante su estancia de tres meses, Nemanja afirma que el ambiente fue siempre relajado y estimulante.

Acabé pasando con los niños incluso más tiempo del esperado. Nunca sentí la necesidad de retirarme o pedir espacio. Me acogieron como a un verdadero miembro de la familia, y eso significó mucho para mí.

También agradeció el esfuerzo de la familia por hacerle sentir como en casa. Por el camino, notó verdaderos progresos en su español, y se propuso viajar y explorar nuevas partes del país cada fin de semana, a veces solo, a veces con la familia de acogida.

¿Su mensaje a cualquiera que esté considerando el programa?

Preséntate. Sal de tu zona de confort. Es la única manera de abrir nuevas puertas. Explora nuevos destinos, hazte más independiente y acumula experiencias que te acompañarán toda la vida.

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